Cuando en un país los cargos públicos se utilizan como escalón para alcanzar el lucro y progreso personal se está reflejando un atraso político sustantivo y se acentúa el divorcio entre la población y la clase política, tal y como lo podemos observar en nuestro país. Mientras los diputados de todos los signos partidistas ocupan su tiempo para discutir el destino que le darán a su jugoso bono navideño proveniente de recursos fiscales arrancados a los sectores que mueven la economía, la población en general se encrespa al advertir que a pesar de una Reforma Energética, dibujada como la panacea que bajaría el costo del combustóleo y la energía eléctrica, en 2017 la gasolina Magna costará $16 y la Premium $17, y bajo la perspectiva que el precio de la gasolina en nuestro país registre un incremento de entre 8.6 por ciento y 15 por ciento durante el próximo año.