Es tal la aspiración popular por un cambio en nuestro Sistema Político que lo supone de raíz y automático, conforme a sus deseos; sin embargo la vorágine de los acontecimientos impide observar que la transformación está en proceso, que de alguna manera hay elementos para demostrar que el cambio ya inició: Hace 20 años ¿alguien se hubiera imaginado leer y escuchar lo que se dice del presidente de la república? ¿Quién hubiera predicho la derrota del PRI en la presidencia o su necesidad de alianzas para ganar una elección? ¿Alguien hubiera supuesto siquiera gobernadores en la cárcel? Antaño no existía ni la ASF, ni el INE, Banco de México, por citar solo dos organismos cuya relativa autonomía garantiza procesos apegados a derecho en sus respectivos ámbitos de acción. Larga es la lista de elementos que demuestran que México está en un proceso de intensa evolución política.