Es interesante la hipótesis que sostiene el arzobispo de Xalapa, Hipólito Reyes, acerca de la causalidad de “saqueos y actos vandálicos” atribuyéndolos a supuestas acciones que “están organizados, vienen programados por otras instituciones, a veces, incluso, gubernamentales”, señala. En el rango de las probabilidades todo es posible, pero la lógica se atora un poco cuando el efecto resulta peor para el propio gobierno, pues ese vandalismo acentúa la inconformidad en su contra y no contribuye a olvidar el duro golpe a la economía familiar. En lo que ni duda cabe le asiste toda la razón al arzobispo es cuando asegura que “hay muchos gastos que no son necesarios, superfluos, diría, tenemos demasiados diputados, tenemos demasiados senadores, tenemos demasiada gente dedicada a la política pero con un afán de búsqueda económica…”.