En tiempos de crisis las naciones aprovechan la oportunidad de escoger o diseñar un modelo de desarrollo diferente al existente, por esto no causa extrañeza que la bancada priista en el Congreso federal proponga la reforma a los artículos 52, 53, 54 y 56 de la Constitución General (atendiendo la promesa de Peña Nieto en campaña), para reducir a 100 el número de diputados de representación proporcional y disminuir 32 senadores de los 128 que ahora existen; de ser aprobada la reforma estaría en vigor para las elecciones de 2018. Salvo el aplauzo popular, seguramente nada ocurrirá en el país con esa reducción de plazas políticas, excepto que los políticos tendrán cien oportunidades menos para mamar las ubres del presupuesto público. Igual ocurriría con la propuesta de Yunes Linares para reducir el número de regidores, y aprovechando el viaje no estaría de más la completara con otra iniciativa que reduzca el número de diputados por la vía de la representación popular en el Congreso local.