- Genaro Coria, investigador de la UV, resaltó la importancia de que la sociedad respete este hecho
Carlos Hugo Hermida Rosales
Xalapa, Ver., 14/04/2017.- Genaro Alfonso Coria Ávila, investigador del Centro de Investigaciones Cerebrales (Cice) de la Universidad Veracruzana (UV), explicó que la naturaleza permite la diversidad de preferencias sexuales en los seres vivos, no así un amplio sector de la sociedad humana, y resaltó que es de suma importancia la aceptación de tal hecho.
Coria Ávila señaló que las preferencias sexuales de un espécimen son el resultado de dos cosas: de los neurocircuitos que se forman en el cerebro en los primeros meses de vida, los cuales hacen que humanos y algunos animales presenten una preferencia sexual hacia un tipo de pareja ideal; y del aprendizaje adquirido a lo largo de la vida, que muchas veces fortalece estos neurocircuitos.
“El primer factor que influye en la preferencia sexual en una persona es el biológico, ya que el cerebro de un niño nace semiorganizado, como el resultado de hormonas que crean neurocircuitos; no por nacer varón el individuo necesariamente va a tener una preferencia sexual hacia las hembras, o una hembra hacia los varones”, manifestó.
Coria Ávila mencionó que aunque cada ser humano nace con un sesgo de preferencia sexual, esta situación puede estar influida por efecto de algunos fármacos y hormonas; aunado a esto, a lo largo de la vida ello puede reforzarse o debilitarse de acuerdo al aprendizaje adquirido.
“Cada persona cuenta con una identidad sexual propia y única, la cual es resultado de los genes, de la organización del cerebro y de las experiencias sexuales adquiridas, ya sean heterosexuales, o de otro tipo como homosexuales y bisexuales”, expresó.
El investigador aseguró que el cerebro biológico forma tendencias heterosexuales u homosexuales, pero añadió que por medio de experimentos con animales –especímenes heterosexuales de ratas en este caso– se ha logrado modificar la preferencia sexual de éstos mediante la manipulación del cerebro con ciertos químicos, así como la modificación de su aprendizaje.
“Estos resultados demuestran que aunque el cerebro presenta un sesgo inicial, éste es flexible y no tiene una preferencia para toda la vida, ya que se adapta de acuerdo a las circunstancias”, concluyó.