Camaleón

Por Alfredo Bielma

Antaño, por estos tiempos las expectativas políticas en el país estaban puestas en el inminente “destape” del candidato del PRI a la presidencia de la república, es decir, de quien por fuerza de las circunstancias sería el presidente de México. Sobre cuánto hemos avanzado en materia de democracia electoral lo dictan las actuales circunstancias en las que ya no impera hegemónicamente una sola fuerza política sino tres en rango competitivo, y en el horizonte se avizora ya la fuerza ciudadana a través de la figura de candidatos independientes.

Si tuviéramos que tomar un punto de referencia a partir del cual se dinamizaron los cambios político-electorales escogeríamos la controvertida elección de 1988, de cuyos resultados aún quedan dudas pero en sus consecuencias radica la clave: alianza PRI-PAN para afianzar la gobernanza y la creación del Instituto Federal Electoral supliendo a la Comisión Federal Electoral. Después ya nada ha sido igual, incluido el fobaproa, porque sobrevino una elección presidencial (1994) con el candidato priista más votado (Zedillo), la pérdida priista de la mayoría en la Cámara federal de diputados (1997) y la derrota priista a cargo del PAN por la presidencia de la república en 2000.

En el esquema partidista nacional, además del PRI-PAN-PRD y Verde, PT, surgieron nuevas expresiones partidistas: Convergencia para la Democracia (hoy MC), PANAL, el PES y MORENA, después de éste y la trilogía los siguientes forman una sección de organizaciones donde impera la incertidumbre pues su suerte depende de la de sus aliados. MORENA colorea la izquierda del espectro partidista, movimiento emergente cuya fuerza radica en la adhesión de quienes nada tienen que perder, que forman el grueso de los mexicanos, de los inconformes por expectativas incumplidas, de quienes quieren un cambio a como haya lugar y por quien ha hecho de su idiosincrasia una campaña permanente, Andrés Manuel López Obrador, considerado como el adversario a vencer.

Con un despecho a cuestas tras la derrota en el Estado de México y en Coahuila, Ricardo Anaya se enfrentó abiertamente al PRI- Gobierno, su aliado subrepticio que le puso el alto y le respondió tajantemente sacándole trapitos al sol; a partir de allí, Anaya, hombre de muy despierta inteligencia, fraguó la brillante estrategia de integrar un Frente partidista con organizaciones a punto de extinguirse y dos propósitos fundamentales: tomar aliento en esa sinergia y apoderarse de la candidatura a la presidencia de la república. No contaba sin embargo, o no dimensionó correctamente, la actitud de Margarita Zavala, quien ataviada con antecedentes preclaros es figura atractiva en la percepción ciudadana.

Ya salió del PAN la señora Zavala, el impacto de esa emigración es de pronósticos nada buenos para Anaya porque la fracción calderonista le hará al interior de su partido una contra de proporciones desastrosas para su proyecto. De esta manera el Frente Ciudadano, un apodo poco afortunado y nada cierto, se integra ya con tres partidos en problemas, de los cuales dos participan para sobrevivir y el otro para rescatar lo rescatable. Pero, además, bastante vulnerable porque sus dirigentes han acopiado abultado patrimonio en cuya adquisición la turbiedad es lugar común y será el blanco de toda crítica.

Todo cuanto está ocurriendo influye en el diagrama político del país: A) la elección ya no será entre tres sino entre cuatro: PRI-Verde-Panal, PAN-PRD-MC, MORENA y los candidatos independientes, de estos últimos el acrecido número de quienes empiezan se reducirá sustancialmente. (El PES, según la consigna). B) Como consecuencia de lo anterior, pudiera darse el fenómeno de un candidato presidencial electo con solo el 25 por ciento de los votantes, por efectos de la dispersión del voto. C) En ese entorno el PRI, con todo el enojo social a cuestas, adquiere renovadas esperanzas de competir para ganar. D) el fantasma de la segunda vuelta orbitará durante el proceso electoral, y la próxima legislatura pudiera iniciar reformas en esa materia, dado el resultado electoral de julio próximo. Hasta el conservador más obcecado coincidirá que hemos avanzado en materia de elecciones y procedimientos políticos.

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