Como toda organización política, el Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA), enfrenta una de las etapas más difíciles de su existencia como Partido en ascenso hacia el Poder: la selección de sus candidatos a cargos de elección popular. Está integrado por hombres de carne y hueso, ávidos de alcanzar el poder para aplicar la visión que los mueve, pero su condición humana constituye un elemento que lo asemeja a las demás siglas, pues cada aspirante encuentra en el de junto un adherente o un contrincante, y en esa circunstancia la consigna del líder o mesías pierde efectividad. Lo viven en la CDMX con la decisión a favor de Claudia Sheimbaum, en demérito de Monreal; también en Puebla, en donde no ha caído bien entregar la coordinación a Miguel Barbosa, a juzgar por los brotes de inconformidad y se quejan de opacidad de “…la encuesta que supuestamente se llevó a cabo” para designar al Coordinador Estatal. Una prueba más para sus elementos de praxis política, no de gabinete.