No es posible concederle muchas luces al diputado Benítez, aunque haya multiplicado su patrimonio exponencialmente, pero en lo que concierne al “mensaje” que se permitió pronunciar en el inicio de sesiones de la legislatura local sugiere una fiel copia de las discusiones entre liberales y conservadores de mediados del siglo XIX, cuando el tema a discusión era la “abolición de fueros”, el fuero eclesiástico y el fuero militar, que los liberales abogaban por desaparecer del esquema normativo de sus tiempos.  Si alguna duda cabe, la disipa esa trasnochada referencia a la separación entre la Iglesia y el Estado, del laicismo y la libertad religiosa, temas del discurso decimonónico de mediados del siglo XIX. En su visión introspectiva, el diputado Benítez falta el respeto a sus colegisladores, pues los supone igual de ignorantes, de lo cual a ellos corresponde el reclamo, pero para la sociedad resulta ofensiva la insistencia de Benítez en pretender sorprenderla después del daño patrimonial por el que se le investiga judicialmente.