Esta mañana dio inicio el invierno, la estación más fría del año, cuando el sol se aleja del ecuador, las noches son largas y frías, un fenómeno ya nada notable en las ciudades pero sí en poblaciones donde la oscuridad se sobrepone al resplandor de la luz eléctrica. Mala fortuna para el hombre haber perdido la curiosidad de voltear al cielo por las noches, será acaso porque nada advierte de las maravillas que sí es posible ver en montañas y llanos despejados, plenos de oscuridad. Para quienes tuvimos la fortuna de observar el firmamento, lunas espléndidas, “caídas” de estrellas y miles de luces allá en el cielo, teneos grabada la imagen nostálgica y el sentimiento de pérdida de la curiosidad sobre un fenómeno maravilloso sustituido por la brujería de la electrónica y el embrujo del consumismo.