No debe ser nada oficioso el requerimiento que Meade hace a Ricardo Anaya para que aclare el estado de sus cuentas bancarias, de sus gastos en Atlanta, de la incompatibilidad de ingresos y egresos en su declaración 3 de 3; se rumora de una investigación a fondo sobre una presunta fortuna acumulada por Anaya de cuyo origen nada resulta explicable. Por esto, la de Meade no es una insistencia al “ahí se va”, pues trae mucha cola por detrás y quizás en la semana que inicia vaya a ser el tema del debate que nutra de rumores al actual proceso electoral ya rico en anécdotas políticas.