La retórica electoral se adueña y con frecuencia se identifica con la mentira pues lo que en su afán de obtener el voto los candidatos ofrecen cosas de cuyo cumplimiento una vez llegado al cargo se olvidan. Se establece una relación ciudadanía- candidato semejante a un cuento infantil donde permea el “tú me prometes y yo hago que te creo”, una relación perversa entre elector y candidato a la que se debe poner fin a través de mecanismos como los debates entre candidatos presidenciables y evitar la simulación, pues se obliga al candidato a concretar propuestas viables; a través de esa interlocución el votante adquiere conciencia sobre cuál es la mejor opción al margen incluso de siglas partidistas para gobernar México. El 22 de abril, el 20 de mayo y el 12 de junio se realizarán los debates presidenciales, después de ellos estaremos en aptitud de saber quién merece la oportunidad de gobernar a México.