De daño moral, o lo que eso pudiera significar proviniendo de Duarte de Ochoa, el ex gobernador acusa a Ricardo Anaya porque le imputa la aplicación de ampolletas clonadas de Avastin en el tratamiento de cáncer a niños en el Centro Estatal de Cancerología. El patetismo es evidente: un señor que carga con graves señalamientos, entre los que el enriquecimiento ilícito es pecata minuta, demanda por “daño moral”; se ignoran las motivaciones de ese proceder, pero obviamente encierra motivos ocultos cuando en Xalapa le está llegando la lumbre al cuello por el asunto de la desaparición de 19 personas cuyos cuerpos fueron localizados en la barranca “La Aurora” en 2016 de lo que presuntamente estuvo enterado. En cuanto a Anaya, la acusación le habrá causado el mismo efecto que a El Universal le provocó la demanda de la señora Eva Cadena.