De mal gusto, de pésima ocurrencia y muchos calificativos más pudiera calificarse ponerle a su equipo de futbol el nombre de “desaparecidos”, precisamente cuando en la agenda social se incluye el clamor de familiares y amigos porque aparezcan sus desaparecidos. Peor aún porque ese equipo es de colaboradores de la Fiscalía estatal, a quienes debe reconocerse total ausencia de sensibilidad. Esos dislates no favorecen al gobierno estatal, que aparte de atender los asuntos de la entidad ahora debe ocuparse de los pueriles deslices de sus colaboradores.