En 1895 el gobierno de Porfirio Díaz concesionó al empresario inglés Weetman Dickinson Pearson la construcción del puerto de Veracruz, a un costo de 30 millones de pesos. En el discurso de inauguración, el dictador lo declaró “abierto de hoy y para siempre…”. En agosto, el presidente Peña Nieto dará el banderazo para el funcionamiento del Nuevo Puerto, uno de los más modernos del mundo, con una inversión pública y privada de 35 mil millones de pesos, y cuyo impulso económico será de proporciones magnificas. Peña Nieto no tiene buena aceptación en la opinión pública mexicana, pero al menos en Veracruz deja eta huella de verdadero impacto economico.