La señora Yeidckol Polensky es un cuadro político muy valioso en el equipo de AMLO, es la dirigente nacional de MORENA y contribuyó eficientemente al triunfo de su partido. Pero preocupa que el triunfo empiece a provocar estragos en la visión política de doña Yeidckol pues eso de “no vamos a permitir que las administraciones locales hagan lo que se les ocurra” está fuera de todo lugar y constituye una falta de respeto a las autoridades electas popularmente que, como el propio López Obrador, cuentan con el aval de los votos. Sería muy lamentable una concepción absolutista y arbitraria del bono democrático obtenido el 1 de julio por AMLO en un país ávido de trabajo, tranquilidad y progreso; pero circunstancialmente en riesgo de caer en aquello de “orden y progreso” que dio pie al surgimiento del porfiriato.