Está comprobado que si bien ha consolidado la vida institucional de este país por la vía pacífica la democracia mexicana es una de las más costosas del planeta, y el órgano materializador de sus procesos electorales, el INE, forma parte de ese entramado. Acaba de aprobar 4 mil 965 millones 828 mil 351 pesos para los partidos políticos y su nómina “pasó de 12 mil 317 plazas en 2012 a 17 mil 697 en 2018 (según nota de LaJornada), un salto burocrático bastante oneroso que debiera ser revisado en términos de eficiencia y eficacia administrativa. Pudiera explicarse por la enorme tarea de organizar el reciente proceso electoral, sin precedente en los registros electorales de México, pero el siguiente será dentro de seis años y bien pudiera reducir su costosa nómina para ajustarse a la tónica de austeridad del gobierno entrante.