No es la primera ocasión que la basura como deshecho citadino provoca problemas políticos, ya en alguna ocasión anterior un Xalapa un alcalde perredista ordenó tirar la basura en los corredores del Palacio de gobierno entonces a cargo de un priista; pasado el tiempo el ahora ex alcalde reconoce el desatino de aquella alocada medida que le acarreó consecuencias en contra. Ahora, por una desacertada estrategia del actual alcalde, el asunto de la basura está generando malestares a la población xalapeña y a los compañeros del partido que lo llevó al cargo. Así se desprende de lo declarado por el senador Ricardo Ahued al calificar de “disparate” el querer llevar la basura a Veracruz, y de ausencia de capacidad para actuar. Alguna seria discrepancia ya hubo porque el senador expresa que ya se despertaron celos y no quiere agravar la situación. O sea, a Hipólito no le alcanza y todavía reparte.