Al gobernador Cuitláhuac García le sucede lo que a todo gobernante: rodeado de muchos y acompañado por pocos. Un gobernador es históricamente responsable de cuanto a su alrededor sucede, y las acciones de sus colaboradores lo hacen responsable solidario por cuanto a que tuvo el poder discrecional para reclutarlos a su gusto y conveniencia, y/o aceptar las recomendaciones venidas desde grupos de poder o de Partido. Si el Secretario de gobierno y el de Seguridad la “regaron” al difundir versiones contrastantes con la verdad, como está sucediendo en el caso de una familia estadounidense, víctima de la prepotencia policial. Los referidos Secretarios aceptaron la versión policial y la difundieron como cierta, aunque ya desvirtuada por pruebas en contrario, dejando a ambos funcionarios en triste predicamento. El gobernador asume el golpe, aunque, sin menoscabo de aceptar la verdad.