Los gobiernos de Alemania, Francia y España ponen en jaque a Nicolás Maduro al condicionarle su apoyo dándole un plazo de ocho días para que convoque a elecciones democráticas, de otra manera reconocerán al autoproclamado presidente, Juan Guaidó. Ese concertado movimiento se acompasa con la presión que hace Mike Pompeo, Secretario de Estado estadounidense para que otros países de su esfera de dominio se sumen contra Maduro. El gobierno de México se acomoda a los dictados de autodeterminación y no intervención, una actitud de cuyas consecuencias nos estaremos enterando por la secuencia de los hechos, pero a Maduro el fuego le está llegando a los aparejos