- Estudiantes de Pedagogía investigaron el tema bajo la hipótesis de que la educación socioemocional puede servir para atender problemáticas sociales
Juan David Martínez y Rebeca Moreno
Karina de la Paz Reyes Díaz
28/01/19, Xalapa, Ver.- Juan David Martínez Tejeda y Rebeca Moreno Cruz, estudiantes de la Facultad de Pedagogía de la Universidad Veracruzana (UV), desarrollaron la tesis “La educación socioemocional en las relaciones interpersonales de los niños del programa UV-Peraj”.
Entre los supuestos teóricos planteados por los estudiantes está que la educación socioemocional puede servir para atender diversas problemáticas; que los vínculos afectivos positivos son importantes en el desarrollo del menor; que educar en emociones a temprana edad tiene un impacto positivo en la vida adulta y que a través de esto se puede llegar a una adecuada salud mental.
El objetivo general del programa UV-Peraj “Adopta a un amig@”, es apoyar a niños que cursan quinto y sexto grado de primaria para desarrollar su potencial individual y social, así como ampliar la visión de su mundo, mediante el establecimiento de una relación significativa con un joven universitario que funge como su tutor.
Una de las sedes de este programa es la Facultad de Economía, donde se brinda atención a estudiantes de la Escuela Primaria “Adolfo López Mateos” de la Colonia Progreso Macuiltépetl; ahí Juan David y Rebeca desarrollaron su investigación. Fueron 10 mentores y nueve menores los que les proveyeron de la información requerida.
“En algún momento se abogó por la educación conductista –que entre otros aspectos contempla memorización–, poco a poco los planes de estudio van contemplando una educación integral; ya no sólo se piensa en lo cognitivo sino en lo personal, lo que impacta en el niño, cómo influyen sus emociones, su desarrollo y convivencia en el rendimiento académico”, explicó Rebeca.
Para ella, fue necesario pasar de darle importancia sólo al aspecto cognitivo para considerar la educación socioemocional, ante los escenarios de violencia e inseguridad que padece la sociedad. “Nosotros apostamos porque educar en emociones nos puede ayudar para abordar esas problemáticas sociales, solucionarlas y verlas desde otras perspectivas”.
La universitaria precisó que según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía, en 2016 se presentaron seis mil 370 casos de suicidios; además, citó una encuesta elaborada por la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico, en la que se colocó a México en primer lugar por bullying. “¿Qué quiere decir esto?, que la depresión y el suicidio son problemáticas que revelan un bajo nivel de desarrollo socioemocional”.
Por su parte, Juan David mencionó que uno de los principales teóricos que consideraron para el desarrollo de su investigación fue Erik Erikson, psicoanalista de la corriente humanista. “El autor nos dice que ‘la conciencia humana, y con ello nuestro sentido de justicia, se forma en la niñez’, nosotros partimos de esto, dada la importancia de educar en emociones a esa edad; además de que consideramos de que en general, la infancia es la mejor etapa para educar”.
Entre las conclusiones de los estudiantes están: la educación socioemocional sí es un factor importante en la educación integral de los niños e interviene en las relaciones interpersonales que éstos crean; si el niño no tiene los vínculos afectivos necesarios no se podrá desarrollar de manera adecuada y entrará en conflicto con sí mismo y con los demás; que la integración que tienen los niños y los mentores que forman parte de UV-Peraj se basa, en gran parte, en las actividades que realizan de manera grupal en cada sesión.
Asimismo, que la relación que tienen entre compañeros es armoniosa, sin embargo no se logra crear vínculos afectivos; que los niños que forman parte del programa tienen dificultades para expresar sus emociones, generalmente se retraen, se aíslan o busca algún distractor para no afrontar la situación y cuando llegan a hacerlo es de manera impulsiva.
La investigación permitió a los estudiantes exponer recomendaciones al programa universitario y a los modelos educativos de nivel básico: prestar atención a las dinámicas realizadas en las sesiones de intervención, al primero, y darle la importancia requerida a la educación socioemocional, al segundo.
La asesora de la tesis fue la académica Sandra García, y los lectoras Deyanira Ramírez Guzmán y Erika Cortés Flores.