¿Cuáles son las oportunidades futuras para el alicaído Partido Revolucionario Institucional? ¿Tiene aún cabida el PRI entre partidos electoralmente competitivos? ¿Con la renovación de sus dirigencias adquirirá la fuerza necesaria para recomponer sus filas? ¿Podrá conservar el gobierno en las 12 entidades donde aún gobierna? ¿En 2021 aumentará el número de diputados en la bancada federal? La nueva dirigencia nacional ¿será expresión de la tradicional nomenklatura, o sea, más de lo mismo, o realmente expresión de nuevos tiempos? ¿Pasará al PRI, con su espectacular logotipo, igual que ocurrió a la CROM de Morones que empezará a caer en desuso? Estas y muchas interrogantes más permean el pensamiento de quienes aún confían en la resurrección priista porque en materia política no hay cadáveres políticos, mientras no llega el ocaso.