La libertad bien vale una misa, nada se compara con esa condición del hombre, que en casos como Mandela, Gandhi, Lenin, Vallejo, Heberto Castillo y muchos activistas sociales más fueron encarcelados porque lucharon contra la injusticia social y evidenciaron gobiernos autoritarios y represivos. No así cuando, como Duarte de Ochoa pagan culpas de lesa sociedad y su encierro es en defensa propia porque son entes nocivos para la convivencia social. Otros, como Tarek Abdalá, que habiendo incurrido en serias faltas a la ley, y están señalados como corruptos, evaden la justicia al amparo de subterfugios legales que los protegen a cambio de vender su dignidad y convertirse en “informadores” en perjuicio de sus cómplices de ayer. Ahora, conserva su libertad pero es reo de traición contra sus ex socios de la red de corrupción más grande que hayamos visto en Veracruz, de la cual indiscutiblemente formó parte