Figurativamente cualquiera en Veracruz supondría que la Contraloría del gobierno estatal está abrumada de trabajo, así sería si en verdad asumiera su función con cabal seriedad, pero a todas luces se advierte que esa dependencia no se aparta del guion de sus anteriores ocupantes: simular que “controlan” y “evalúan” y al final no pasa nada, pese a los escándalos que todos conocemos: nepotismo, opacidad en la compra de patrullas y ahora el contrato por “adjudicación directa por excepción de la ley” para adquirir medicamento y material de curación”, firmado el 20 de diciembre de 2018, es decir, ya en el actual gobierno. Existe una Ley de responsabilidades, aplicables a quienes teniendo la facultad y obligación de reportar para corregir anomalías en la función pública no lo cumplan, no vaya a ser el caso de los contralores internos y la titular de ese órgano.