Alfonso Romo, quien está a cargo de direccionar la economía mexicana hacia mejores avatares, también se encarga de coordinar las acciones del gobierno federal con la clase empresarial del país, convencerlos de las bondades implícitas en la 4T del nuevo régimen, tarea nada fácil. Y la complican Tanto cambio y declaraciones rápidas e intensas, crean mucha confusión sobre a dónde vamos…” aludiendo, quizás, a las declaraciones mañaneras del presidente. No estaría de más hacerle caso a Romo porque su optimismo habla “de inversiones extranjeras de 6 compañías por el orden de los 16 billones de dólares”. Entonces sí ganaría López Obrador la apuesta de crecer al 4 por ciento, y más, pero sobre todo México encontraría el camino del progreso añorado por décadas