Ya en el ejercicio del poder Andrés Manuel López Obrador, presidente de México, ha venido proyectando luz acerca de su pensamiento, de su muy particular forma de gobernar: recorta el presupuesto como medida de austeridad y lucha anticorrupción, si no hay dinero ésta desaparece. En el trasiego administrativo se ocasiona la corrupción, entonces lo mejor es dar dinero directamente a la gente para hacer escuelas y para hacer caminos porque esto “no es ninguna ciencia”. Tampoco es “gran ciencia gobernar”, pues solo basta el sentido común, según AMLO. Tal vez por ese resquicio de pensamiento se coló la idea de reducir el presupuesto para la investigación, la ciencia y la tecnología. ¿Está equivocado? En el caso de un presidente de la república los resultados son la medida de su gobierno, pronto sabremos si le asiste la razón a López Obrador, o como país nos acerca aún más al precipicio.