No existen registros históricos que narren un enfrentamiento entre un gobernador y un Fiscal, en primer término, porque antes de la reforma el Procurador era designado directamente por el titular del poder ejecutivo, un desacuerdo equivalía a un cese inmediato, casi automático. Ahora leemos que el fiscal dice del gobernador que lo acusa de haber obtenido beneficios personales derivados de su cargo: “Ojalá probara sus dichos y se dejara de habladas. Se la ha pasado lo que va de su gobierno en puras habladas en lugar de trabajar; si tiene pruebas sobre un bien inmueble a mi nombre que lo haga público y se deje de payasadas… Se ha dedicado todo su gobierno a hablar y a no trabajar, que se ponga a trabajar, si algo no le sale bien lo único que hace es voltear a la fiscalía, alguien no lo asesora bien. Ojalá vaya y presente esa y todas la denuncias que se quiera, y ya que se ponga a trabajar”. Mientras, Veracruz sigue sometido a la violencia incontrolable.