No por absurdo y aberrante deja de preocupar el golpe legislativo que amplía a cinco años un periodo de gobierno votado a dos, porque refleja aspiraciones políticas que burlan a las instituciones democráticas del país e inherentemente a la voluntad ciudadana de Baja California, entidad federativa, zona sísmica, donde se produjo esa “corrección”, según la califica Jaime Bonilla, gobernador electo por Morena, y principal beneficiado por el bodrio legislativo en comento. La ironía política radica en que quienes cometieron esa desfachatez son diputados del PAN, del PRI, de Movimiento Ciudadano y de Morena, que en inexplicable consenso votaron la reforma antes dicha. Como despierta inquietud porque el ejemplo pudiera extenderse a la esfera nacional, el presidente López Obrador descarta que así vaya a ser, pero la señora Polevnsky asegura que “lo pidió el pueblo”. Palabra de políticos, por supuesto.