En la entrevista que le formuló El Financiero, el presidente López Obrador señala que “la política debe estar por encima de la economía”, lo cual refiere que es el presidente quien debe llevar la batuta del gobierno sin interferencia de los dueños del capital. Así debería ser, así es en teoría, pero en la realidad es un hecho que el poder económico lleva inherente poder político, de allí que los grupos empresariales hayan estado muy cerca del poder político, incluso orientando para bien de sus intereses las acciones del gobierno. Aunque lo más sano consiste en una relación armónica entre ambas esferas, la ideología mete su cuchara al grado de polarizar esa relación y en el caso de México existe el riesgo de confrontación abierta, nada deseable, por supuesto.