Sin prejuicio alguno sobre el caso de Rosario Robles es inevitable retrotraerse a la relación conflictiva entre la ahora recluida y el actual presidente de México, sus diferendos datan desde principios del siglo y fueron de sobra conocidos, como constan en el registro historiográfico más reciente, si existe revancha o venganza ya es irrelevante por cuanto a que la propia Rosario se puso “de a pechito” y por eso está donde está. Otros personajes de la política que también entraron en conflicto con el AMLO candidato, debieran poner sus barbas a remojar, porque si no bastara el caso en comento, llama la atención que en programa televisivo, John Ackerman, uno de los más acelerados lopezobradoristas, entrevistó a David Colmenares, titular de la Auditoría Superior de la Federación (ASF), con quien abordó el resultado de la auditoría aplicada al gobierno de Miguel Ángel Yunes Linares, con observaciones no solventadas por 56 millones de pesos. Allí se dijo que existe expediente en la Fiscalía General de la República que en cualquier momento podrán ejecutarlo. Bien decía Juárez: “A los amigos Justicia y Gracia, a los enemigos justicia a secas”.