“El pueblo está feliz, feliz, feliz”, dice el presidente López Obrador en tono jocoso y reafirma que lo dará a conocer en su primer informe de gobierno, basado en una encuesta levantada por el INEGI y dada a conocer en enero de este año. Obviamente, es una forma mitológica de evadir la realidad mexicana, voltear hacia otro lado inventando un mundo virtual. Porque el pueblo de México, salvo que seamos masoquistas, difícilmente puede alentar felicidad ¿cómo puede ser feliz una población cuya mayoría vive en pobreza extrema? ¿Acaso se puede ser feliz cuando el entorno de violencia parece no tener fin? ¿Cuántas familias de México lloran a sus desaparecidos y aún aquellas de quienes han escogido el camino del crimen y día a día aparecen muertos? Si ese será el rasero de AMLO para medir los resultados de su primer año de gobierno, entonces no estaremos escuchando un informe apegado a la realidad.