En política existe una relación dialéctica entre la forma y el fondo, por eso llamó la atención que en su discurso-que no informe de gobierno- en palacio nacional la mampara trasera exhibiera la leyenda de “Tercer Informe…” y no “Primer Informe”. Aunque en los hechos, no fue el primero, tampoco el tercero, sino una síntesis de la retórica utilizada en sus discursos en la plaza pública y en las homilías mañaneras. Habrá que internarse en el documento entregado a la Cámara de Diputados por la secretaria de Gobernación para conocer cifras a detalle de lo que presumiblemente se haya logrado en los primeros nueve meses de gobierno. De entrada, puede y debe destacarse la lucha anticorrupción, y se espera llegue a sus últimas consecuencias, pero sin duda ha quedado a deber en materia de crecimiento económico y de seguridad pública, por mucho que aluda al “cochinero” que le dejaron, pues nueve meses son más que suficientes para, por lo menos, desacelerar el crecimiento de la violencia que, por lo contrario, ha crecido exponencialmente. “No hay recesión”, dice AMLO, como dramático consuelo por no crecer al prometido dos por ciento; “vamos a serenar al país”, ¿cuándo?
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