Cuando
un amigo se va duelen hasta los huesos, y si su ausencia es para siempre se
arruga el alma, sin embargo, queda el recuerdo de los días felices, de las
convivencias fraternales plenas de momentos imborrables que son fuentes de
consuelo. Anoche falleció el profesor Guillermo Pérez Arciniegas, desprendió su
alma del cuerpo físico que le atosigaba, ya se ha liberado y descansa libremente
su fluido; es difícil decir “murió”, porque mientras haya quien en vida lo
rememore con cariño y con afecto seguirá palpitando su existencia. Descansa en
paz “Memo”, en el desconocido limbo hacia donde todos, sin excepción, nos
enfilamos. A sus familiares, hijos, esposa, pronta resignación y un abrazo
solidario.
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