La violencia no cede en el país, por el
contrario, ante la inerte pasividad del gobierno va en aumento, como es posible
conocer por los reportes diariamente difundidos sobre lo que ocurre en estados
como Guanajuato, Michoacán, Nuevo León, Tamaulipas, Veracruz, entre otros
muchos. Pero, lo más seguro, es que no será posible contener la ola
delincuencial con la estrategia del fúchila y Guácala diseñada por el
presidente López Obrador, o sus llamados a que se porten bien. En Veracruz
padecemos el terrible mal de la violencia en proporciones que han desbordado a
las autoridades locales y no vemos cómo podría enfrentarlo el gobierno estatal
si solo se limita a evocar a Winckler y compañía para culparlos de todo cuanto
de malo acontece en esta conmocionada entidad federativa, sin emprender
acciones efectivas contra el crimen.