A tono con el “ya éramos muchos cuando
parió la abuela”, parece ocurrirle al gobierno de la 4T, porque a los problemas
de la economía nacional, a la creciente violencia e inseguridad públicas, a la
fatigosa marcha de los megaproyectos, al inclemente desabasto de medicinas,
incluidas las de tratamiento del cáncer etc., ahora aparece la duda sobre lo
acontecido el 24 de diciembre de 2018 donde perdieron la vida la gobernadora de
Puebla y su esposo el ex gobernador Rafael Moreno Valle: según las actas de
defunción ambos murieron tres horas después de lo señalado en los peritajes de
la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT), el helicóptero cayó entre las
14.36-16.39, el presidente lo anunció a las 16.33, pero las actas dicen que
murieron a las 17.25. Ahora, el ciudadano Guillermo Medina puso denuncia contra
quien resulte responsable del delito de desaparición de pruebas que se presume por
cremar los cuerpos de Erika Alonso y Moreno Valle sin permitir la autopsia
correspondiente. Como si faltaran temas para la distracción y la sospecha.