El presidente estadounidense ha hecho del mundo un lugar más peligroso, menos solidario y más cómodo para los déspotas. Su derrota es necesaria para que Estados Unidos restituya su estatura global.
Lea el article en el NYT
El presidente estadounidense ha hecho del mundo un lugar más peligroso, menos solidario y más cómodo para los déspotas. Su derrota es necesaria para que Estados Unidos restituya su estatura global.
Lea el article en el NYT