Es un lugar común: el mundo ha cambiado, nuestra vida ha cambiado, mi vida ha cambiado. Pero me quedaré con lo que subyace a todo eso, nuestro inevitable deseo de gregarismo.
Lea el artículo en el New York Times
Es un lugar común: el mundo ha cambiado, nuestra vida ha cambiado, mi vida ha cambiado. Pero me quedaré con lo que subyace a todo eso, nuestro inevitable deseo de gregarismo.
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