Cuando nuestro horizonte se estrecha, la comida chatarra —de larga duración, sabores confiables y, a pesar de todo, infinitamente especial— nos ofrece un bocado de la eternidad.
Lea el artículo en el New York Times
Cuando nuestro horizonte se estrecha, la comida chatarra —de larga duración, sabores confiables y, a pesar de todo, infinitamente especial— nos ofrece un bocado de la eternidad.
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