La vida en la Cañada Real, donde viven unas 8000 personas, es “tan horrenda” como en los campos de refugiados bosnios, dice una trabajadora de asistencia humanitaria que ha visitado ambos sitios.
Lea el artículo en el New York Times
La vida en la Cañada Real, donde viven unas 8000 personas, es “tan horrenda” como en los campos de refugiados bosnios, dice una trabajadora de asistencia humanitaria que ha visitado ambos sitios.
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