La marea populista, con su culto del líder y la pobreza, no se detiene. Para ponerle freno, la sociedad civil y el votante tienen un enorme trabajo por delante.
Lea el artículo en el New York Times
La marea populista, con su culto del líder y la pobreza, no se detiene. Para ponerle freno, la sociedad civil y el votante tienen un enorme trabajo por delante.
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