Arturo Brizio-Carter
5.12.16
Ha quedado confirmado que la gran final del campeonato mexicano se jugará en Navidad. El arribo del América a esta instancia fundamental para dirimir quién levanta el trofeo en el apertura 2016, obliga a recorrer el calendario dada su participación en el mundial de clubes a celebrarse en Japón, por lo que mientras ellos comen sushi, los Tigres permanecerán entrenando y al aficionado común verá enfriado su ánimo por este aplazamiento carente de sentido ya que pudo evitarse.
Concuerdo absolutamente con una columna publicada por mi hermano Eduardo Brizio en el sentido de no encontrar explicación para que esas “mentecillas brillantes” que manejan nuestro balompié, hayan dejado que la fecha de la final la decretara la suerte, el azar.
Porque de antemano se sabía que las Águilas serían el representante del futbol de la CONCACAF en la cita mundialista en el oriente y para nadie es un secreto que el cuadro de Coapa compite y en serio por la posibilidad de ser campeón, entonces escapa al entendimiento de cualquier persona normal, que no se hayan hecho los ajustes en el calendario para evitar este desaguisado.
Una pregunta surca los aires en los programas televisivos, radiofónicos y en la prensa escrita: ¿A quién le afectará más esta postergación del partido grande de nuestra liga?
Por un lado, los felinos del norte tendrán un parón seco en la puesta a punto para llegar a la final, debiendo conformarse con la práctica diaria, la ausencia de vacaciones y a jugar, a lo mucho, contra equipos de la división de ascenso que estarán iniciando su pretemporada.
Los azulcrema por su parte, se someterán a un tremendo trajín con viajes al otro lado del mundo, la obligación de no relajarse un instante, con la mira puesta en su enfrentamiento de semifinales ante el Real Madrid…si pasan la aduana coreana primero.
Pero considero que el principal afectado es el aficionado al futbol, independientemente de cuáles sean los colores que defiende. También a ellos les viene bien un descanso, una desintoxicación de la marejada informativa que trae aparejada el futbol y que acapara los titulares y los medios masivos de comunicación.
Los jóvenes aficionados quizá no lo sepan pero hasta antes del invento de los torneos cortos, allá por 1995, el campeonato no paraba y se llegaron a jugar las jornadas de fin de año el 24 y el 31 de diciembre, lo cual era una exageración.
Pues mientras llegan los días 22 y 25, fechas en que se enfrentarán América y Tigres, habrá que seguir cómo le va al cuadro de Ricardo Lavolpe en Japón y escuchar las irónicas declaraciones de Ricardo Ferreti en torno a este absurdo reglamentario que es parar el campeonato.
En mi caso, les agradezco a esos genios de la planeación, que me obliguen a portarme bien la Nochebuena para trabajar al día siguiente en una…Blanca Navidad.