Según el presidente Peña Nieto los índices de violencia bajaron un 20 por ciento este año, e instó a gobernadores y el Jefe de Gobierno de la Ciudad de México a “que en materia de seguridad cada quien debe asumir la parte que le corresponde y cumplir con la obligación de brindar protección a sus comunidades”. Es el discurso que gustan en repetir las autoridades de todos los niveles, a pesar que la realidad los contradiga rotundamente y del fracaso que se refleja en no haber conseguido una policía a la altura de las circunstancias, a pesar de fuertes partidas presupuestales destinadas a ese propósito. Sobre la famosa reducción en Veracruz solo se ven penurias porque el delito crece en proporción directa al discurso de las autoridades.