En la medida que se va conociendo el desastre financiero administrativo en que incurrió el gobierno de Duarte de Ochoa se está tomando conciencia del riesgo en que estuvimos los veracruzanos mientras una banda de pillos manejaba los resortes del poder político. Es de pavor enterarnos que ese gobierno gastó más en medios de comunicación que en compras de medicinas, mil millones de pesos representan muchas vidas que pudieron ser salvadas. Los responsables de ese desaguisado están identificados, uno diputado federal, Alberto Silva Ramos y Gina Domínguez, ambos deben ser llamados a cuenta, no hacerlo significa alimentar la impunidad. El tema agrega un expediente más para el PRI, pues la señora Domínguez es la presidenta de la Fundación Colosio y esos antecedentes la convierten en un expediente que salpicará a ese partido.