Quizá piensa el Secretario Meade que con su fantasmagórica explicación sobre el aumento en el precio de las gasolinas es suficiente para convencer al alicaído mexicano de clase media atosigado por conseguir empleo, conservar el que tiene y hacer que sus mediocres ingresos alcancen para el sustento familiar: “Estamos pasando a un esquema donde se reflejan los diferentes costos de llevar la gasolina desde donde la tiene Pemex, hasta las gasolineras, lo que se traducirá en un mercado que refleje “no solamente el costo de la molécula, sino también el costo de logística”. Tal vez considere un triunfo el cambio del que habla “que nos permite por primera vez la posibilidad de que haya competencia en el mercado de gasolinas y, en consecuencia, de que las gasolineras puedan ir dando descuentos contra su propio margen en los precios que ofrecen al público” (¡!), sin importar el impacto que recibe la economía familiar. Esa explicación, como el ingreso de los mexicanos, no alcanza para nada.