El impuesto del 3 por ciento a la nómina fue creado para construir infraestructura adicional a la que por inversión pública haría el gobierno veracruzano, pero por la ineptitud y voracidad del gobierno encabezado por Duarte de Ochoa se ha dado al traste con ese propósito. Lamentablemente las omisiones del órgano de control y el de fiscalización abonaron para que se desviara impunemente el recurso obtenido del esfuerzo de quienes generan empleos en la entidad; y lo peor es que ahora hasta el vocal ejecutivo del fideicomiso que maneja ese impuesto propone que mil 100 millones sean destinados para pagar deuda y el resto de los 2 mil 900 millones para obras; todavía más, señala que habrá borrón y cuenta nueva en los miles de millones de pesos que Finanzas dejó de aportar al fideicomiso. Todo por la ineptitud y cleptomanía de malos gobernantes.