Ya es vieja la consigna que repite: “si al presidente le va mal, le va mal al pueblo”, y le asiste toda la razón; pudiéramos invertir la frase y escribir que si le va mal al pueblo le va mal al presidente porque es precisamente lo que está ocurriendo en México a causa del incremento al precio de las gasolinas, del gas y de le energía eléctrica, pues ha levantado protestas por todo México en contra del presidente Peña Nieto. Y si le va mal al presidente también le irá mal a su partido, el PRI, porque la ciudadanía mexicana ha aprendido a devolver el golpe a través del voto. Más aún porque en el PRI están pasmados, con un dirigente nacional sin carisma de líder, que no convence y tampoco convoca; sus militantes más destacados, los que aspiran a competir electoralmente otean alternativas para convencer a la ciudadanía que no todo militante priista es negativo.