Durante la presidencia de Luis Echeverría se crearon un sinnúmero de Comisiones para atender asuntos específicos pues se suponía su pronta solución, pero solo engordó la burocracia ineficiente. Ese síndrome sirvió para avivar el ingenio popular que en respuesta crítica difundía la creación de la “Comisión del Mar Muerto” para investigar quién lo había matado; o la del Río Amarillo para encontrar a quien lo había pintado. Algo parecido le ocurre a los perredistas que siempre expresan inconformidades o protestas recabando firmas: firmas para detener la reforma educativa, firmas para protestar contra la privatización de PEMEX, firmas contra el gasoducto en Xalapa, firmas que no han servido absolutamente para nada; y para no perder la costumbre ahora emprende la recolección de firmas para protestar contra el gasolinazo. Se antoja que no saben qué hacer, o que en el mejor de los casos no tienen qué hacer.