Consciente que en su primer mensaje no logró convencer y mucho menos tranquilizar a la población mexicana, el presidente Peña Nieto repitió el intento con otro mensaje que simplemente fue más de lo mismo y, obviamente, tampoco logró que los mexicanos aceptaran el duro golpe a la economía familiar. Ninguna alusión hizo a los actos de vandalismo a comercios de autoservicio, nada que permitiera pensar que con el aumento a las gasolinas vayamos a mejorar. Todo se reduce a una acción de gobierno para que este tenga dinero “para programas sociales”. Ahora, lo peor que puede suceder es que el pueblo pierda respeto hacia sus autoridades, que a través del PRI y su bancada en el Congreso pretenden respaldar al gobierno, pero en los hechos no son vallas suficientes para detener la ira ciudadana.