Ni en el gobierno federal ni en el gobierno del estado se acordaron de la gesta histórica del 7 de enero de 1910, cuando la clase obrera de Río Blanco se sublevó en protesta contra las condiciones inhumanas y la desigualdad en las relaciones laborales entre obreros mexicanos y los extranjeros. La reacción del gobierno federal encabezado por Porfirio Díaz fue brutal a consecuencia de ello hubo decenas de obreros muertos; siempre se consideró este hecho como uno de los antecedentes más preclaros de la Revolución Mexicana. Sin embargo, los tiempos han cambiado las circunstancias a tal grado que a unos kilómetros de Río Blanco las autoridades municipales de Orizaba han erigido estatua a Porfirio Díaz. Si bien la historia es susceptible de reescribirse para acercarla a la verdad, que no sea para encubrir la realidad de lo sucedido.