El tránsito de dos gobiernos en Veracruz ha sido de nefastas consecuencias para esta entidad, pero particularmente para la región sureña azotada por elevadísimos índices delincuenciales, de desempleo y, por si no bastara, víctima de la indolencia de las autoridades al entregarle a algunos bribones de Tatahuicapan 2 millones y medio cada mes a cambio de no obstruir el suministro de agua a Coatzacoalcos, Minatitlán y Cosoleacaque. El gobierno de Fidel Herrera, siempre dispuesto a regalar dinero que no es suyo “resolvió” darles dinero y el sucesor Duarte de Ochoa se acomodó en esa táctica, dizque para mejoras a la población. Obviamente, ese dinero quedó en manos de unos cuantos que ahora se resisten a perder la canonjía y soliviantan al pueblo con alcohol y algunos pesos para aparentar solidaridad colectiva. No es así, esos vivales deben estar en la cárcel, al gobierno se lo agradecerán los pobladores de las ciudades referidas que ahora mismo sufren la escasez del vital líquido.