Las famosas fotomultas formaron parte de una extorsión bien organizada, arropada por la autorización del Congreso, con camuflaje recaudatorio; llegó acompañada de una opacidad sin límites, gracias al decreto aprobado por el Congreso autorizando al titular del ejecutivo a manejar discrecionalmente lo recaudado por ese concepto, sin rendir cuentas de su aplicación. Afortunadamente ese atraco ya ha sido eliminado oficialmente por el gobernador del estado, dando fin a un capítulo más de la rapiña organizada.